El estudio titulado “Sex, drugs, and bitcoin: How much illegal activity is financed through cryptocurrencies” fue emitido el pasado mes de enero por importantes investigadores australianos miembros de la Universidad de Sydney y la Escuela de Economía de Estocolmo, y ha hecho que el bitcoin sea nuevamente el centro de atención, esta vez al ser relacionado con actividades ilegales.
La investigación realizada por los expertos: Sean Foley, Jonathon R. Karlsen y Tālis J. Putniņš, presenta cifras significativas en las que se vincula hasta en un 44% el uso de la moneda digital en actividades ilegales condenadas por la ley, que promueven el financiamiento, adquisición, comercialización de mercancía y servicios en el mercado negro, entre los cuales se han mencionado armas y diferentes tipos de estupefacientes. Es por ello que con facilidad ha sido posible plantearse diferentes conjeturas que no en todos los casos aseguran un buen trasfondo y le han restado solidez y confianza a la criptomoneda.
Con un número de usuarios que crece considerablemente día tras días, a nivel mundial y sin ningún tipo de restricción gracias al cierto grado de “anonimato” que se les permite, es común preguntarse qué otro tipo de actividades oscuras podrían llegar a ser patrocinadas por esta criptomoneda.
¿Tiene bitcoin un gran lado oscuro?
El descubrimiento de tan importante información ha generado un interés mayor por parte de diversos investigadores, los cuales basados en sus hallazgos han implementado métodos para poder dar con aquellas actividades ilícitas realizadas por estos llamados “Delincuentes cibernéticos”, quienes a diferencia de los usuarios legales suelen mantener un ritmo más frecuente de transacciones pero a un nivel más modesto con el propósito principal de no generar sospechas y así resguardar parte de sus ganancias de bitcoins, en contraste a otros usuarios que comúnmente utilizan el medio sólo para comprar y mantener la moneda como una forma de ahorro personal.
Por otro lado, es fundamental tener presente que las criptomonedas como método de intercambio pueden ser utilizadas por cualquier individuo motivado por diversos propósitos, los cuales podrían llegar a ser positivos o negativos. Con severidad no podría asegurarse que toda la actividad generada a través de esta herramienta se hace con el fin de mantener negociaciones ilícitas; sin embargo las grandes cifras de actividades ilegales registradas en las que se ven implicadas las criptomonedas ponen en riesgo la aceptación y el uso de esta ventaja tecnológica; al mismo tiempo representan una limitación al momento de considerar a las criptomonedas como un beneficio potencial para nuestra sociedad.