No es un secreto para nadie que los negocios siempre tienen un índice de riesgo que determinan las ganancias, por lo que a mayor riesgo, mayor ganancia. Pero no todo debe funcionar de esa manera, ya que en muchos casos, las burbujas financieras están al acecho y con esto, como piezas de dominó comienzan a caer determinadas empresas gigantes y comercios pequeños a su paso que a fin de cuentas, sólo maltratan económicamente al que se encuentra en medio.
Como una posible burbuja aparece el Bitcoin, dueño de la atención de gran parte del mundo y con eso, dueño también de discusiones, hipótesis y fórmulas que no hacen más que fortalecer esta figura económica, calando cada vez más en la mente de todo el colectivo y con esto, acercando mucho más la dependencia en base a sus normas.
¿Es posible que Bitcoin sea una burbuja? ¿Su valor puede llegar a 0?
¡Por supuesto! De la misma manera en la que no es necesario que un Banco Central o institución consolidada brinde méritos o referencias de su rentabilidad, también forma parte de un sueño un tanto utópico en el que el conglomerado de la sociedad marca su valor en función a su uso y aceptación, incluso sin ser tangible, por lo que su valor actual supera el del oro.
Esto genera que sea un medio volátil y sólo termine por ser realmente rentable para aquellos que lo producen, conocidos como mineros en este mundo, pero los inversores que buscan esto como manera de ahorro, tienen un alto nivel de riesgo de quedarse sin nada de un momento a otro.
Pero si algo puede generar que su valor caiga en picada en precisamente la ansiedad y la incertidumbre. Si en un escenario X, un grupo considerable de poseedores de Bitcoin comienza a venderlos a precios muy bajos, el mismo sufrirá una caída determinante que puede generar desconfianza en la moneda y con esto, una pérdida total de producción.
Al igual que en un escenario Y, en la que ese mismo grupo decide que el precio sea demasiado elevado y comience a generar límites imposibles, la moneda pierde atractivo y todos querrán ser mineros de la misma, pero nadie podrá comprarla, por lo que no quedará opción que venderla por debajo del precio o simplemente guardarla como recuerdo.
Las posibilidades son muchas y puede terminar con valor nulo o en una burbuja, pero es un buen termómetro para medir la madurez humana.